lunes, 3 de septiembre de 2007

¡Mil gracias!

Hace no mucho, me encontrado con el siguiente documento, y; me uno a lla causa. Como señal: La difusión.

Mil gracias, presidente Bush, por Paulo Coelho.

Gracias, o gran dirigente. Gracias, George W. Bush. Gracias por enseñarles a todos el peligro que representa Saddam Hussein. Muchos de nosotros quizás habían olvidado que utilizó armas químicas contra su pueblo, contra los kurdos, contra los iraníes. Hussein es un dictador sanguinario, una de las expresiones más manifiestas del Mal hoy en día.

Pero tengo otros motivos para darle las gracias. En el transcurso de los dos primeros meses del año 2003, usted ha sabido mostrar al mundo muchas cosas importantes, y por ello se merece mi agradecimiento.

Así, recordando un poema que aprendí de niño, le quiero dar las gracias.

Gracias por enseñar a todos que el pueblo turco y su Parlamento no se venden, ni siquiera por 26 mil millones de dólares.

Gracias por revelar al mundo el gigantesco abismo que existe entre las decisiones de los gobernantes y los deseos del pueblo. Por hacer constar claramente que José María Aznar y Tony Blair no tienen ningún respeto por los votantes que los han elegido y no les toman en cuenta. Aznar es capaz de ignorar que el 90% de los españoles se oponen a la guerra, y Blair no hace ningún caso de la mayor manifestación pública de los últimos treinta años en Inglaterra.

Gracias, porque su perseverancia ha forzado a Tony Blair a acudir al Parlamento británico con un dossier trucado, redactado por un estudiante hace diez años, y a presentarlo como "pruebas irrefutables conseguidas por los servicios secretos británicos".

Gracias por conseguir que Colin Powell se ponga en ridículo al presentar al Consejo de seguridad de la ONU fotos que, una semana más tarde, fueron contestadas en público por Hans Blix, el inspector responsable del desarme de Irak.

Gracias, porque su postura valió al ministro francés de asuntos exteriores Dominique de Villepin, al pronunciar su discurso contra la guerra, el honor de ser aplaudido en sesión plenaria – lo cual, que yo sepa, sólo había ocurrido una vez en la historia de las Naciones Unidas, con motivo de un discurso de Nelson Mandela.

Gracias, porque gracias a sus esfuerzos a favor de la guerra, por primera vez, las naciones árabes – habitualmente divididas – han condenado por unanimidad una invasión, durante el encuentro del Cairo, la última semana de febrero.

Gracias, porque gracias a su retórica afirmando que "la ONU tiene una oportunidad de demostrar su importancia", hasta los países más reacios han acabado por tomar posición en contra de un ataque contra Irak.

Gracias por su política exterior que ha conducido al ministro británico de asuntos exteriores, Jack Straw, a declarar en pleno siglo XXI que "una guerra puede tener justificaciones morales" – y a perder así toda su credibilidad. Gracias por intentar dividir una Europa que lucha por su unificación; esta advertencia no será ignorada.

Gracias por conseguir lo que poca gente ha conseguido en un siglo: agrupar a millones de personas, en todos los continentes, que luchan por la misma idea – aunque esta idea se opone a la suya.

Gracias por hacernos sentir que nuestras palabras, aun si no son escuchadas, al menos son pronunciadas. Esto nos dará más fuerza en el futuro.

Gracias por ignorarnos, marginar a todos los que han tomado posición contra su decisión, porque el futuro de la Tierra pertenece a los excluidos.

Gracias porque, sin usted, no habríamos conocido nuestra capacidad de movilización. Quizás no sirva de nada hoy, pero seguro que será útil en el futuro.

Ahora que los tambores de guerra parecen sonar de manera irreversible, quiero hacer mías las palabras que un rey europeo dirigió hace mucho tiempo a un invasor:"Que para usted la mañana sea bella, que el sol brille sobre las armaduras de sus soldados – porque esta tarde le derrotaré".

Gracias por permitirnos a todos, ejército de anónimos que nos paseamos por las calles para tratar de parar un proceso ya en marcha, descubrir lo que es el sentimiento de impotencia, aprender a afrontarlo y a transformarlo.

Por consiguiente, disfrute de su mañana, y de la gloria que todavía le puede aportar.

Gracias, porque no nos ha escuchado, y no nos ha tomado en serio. Sepa que nosotros sí le escuchamos y no olvidaremos sus palabras.

Gracias, o gran dirigente George W. Bush.

Muchas gracias.

Paulo Coelho.

3 personas comentan y Pandora se los agradece:

Caracola dijo...

Si bien Cohelo no se lleva toda mi simpatia este escrito es preciso y me arranca una sonrisa...

...Sólo el Caos ayuda a generar la Organización. Qué sería de nosotros la juventud de estos tiempos sin destrucción y caos, cuán conformes, arrullados y mecanizados estaríamos si no existieran un Bush, un Fujimori, y muchos otros hijos de la chingada, que nos ayudan a respirar más profundo para comenzar a unirnos, ecsribir, hablar y soñar con dar la mano y terminar con toda esta MIseria!

Gracias HdP

Anónimo dijo...

Ese tipo no aprecia su seguridad personal. Además, ya estuvo bien de escribir sobre Bush, monstruos, payasos y superhéroes hay en cada rincón del globo y de seguro la crítica que hacia ellos se dirija encontraria más eco que una arenga contra el primer ministro de Satán....digo, del Tio Sam. El mayor engaño de los poderosos consiste en hacernos creer que con palabras y opiniones airadas se pueden cambiar las cosas; que con frases agudas y exhortaciones a masas de becerros sin consciencia de contra qué pelean podrán cerrarse filas frente al zarpaso de las altas esferas. La democracia es un fraude, el mejor y más pensado fraude de la historia; es el caballo en Troya, un hueso que se cayo de la mesa del rey y por el que se pelean los oprimidos, que sólo encuentran fuerza en la multitud y las pinches pancartas. Gracias Cohelo, no sólo por garrapatear ese bodrio de Brida, o ese disparate de El Alquimista, o ese despropósito de...(...) sino por hacernos leer una cuarentena de renglones sin piso, de balas disparadas a las méndigas estrellas.

Anónimo dijo...

Mi correo electrónico: newvalprince@hotmail.com