sábado, 21 de julio de 2007

El hombre

Por motivos que no vienen al caso, tuve hoy la oportunidad de observar gente, Les iré con que me encontré:

Mujeres en busca de un hombre que le haga compañía.

Hombres en busca de una mujer que le tema a la soledad.

Parejas confundidas. De esas parejas que tal pareciera que no se tiene siquiera un poco de afecto; parejas en las que ambos, le temen a la soledad.

Personas que buscan aprovechar su vida (buscando en lugares incorrectos)

Solitarios, solitarias, gente que que camina donde el viento la lleve...

Gente que cree que se divierte.

Gente trizte, gente alegre.

Gente furiosa y gente deprimida...

Pero todos ellos gente vacía (Inclusive hasta yo).
Con una mirada fría, una mirada que no concuerda con sus gestos...

Solo hay algunos excentos: Todos niños; niños con miradas alegres, ojos brillantes y caritas tiernas. Niños. que muy probablemente se convertirán en más personas de miradas frías y vacías...


Saludos muy calurosos a Frank Nicotine, Zurdo de Hielo, Marcos Oyola, Aldo Diázpalo, Claudio, Dania Meybol, Richard Torchiani, Jesùs Huerta S., Luka y a todos mis demàs lectores. A todos ellos:
¡Gracias!

3 personas comentan y Pandora se los agradece:

Lucia Sanchez UnADM dijo...

Buen análisis Pandora, confieso que yo he llegado a envidiar a los niños, por la paz interna que tienen, por su don de sonreír y de demostrar que no son falsos, niños inteligentes que te llegan a sorprender, y quienes te hacen recordar lo que fuiste antes de convertirte en solitario, de esos que ya no se dejan tocar el alma con un abrazo o con una suave caricia, te hacen recordar que sigues vivo y que hay que seguir adelante…..

Saludos
Luka

Zurdo dijo...

La educaciòn dada por los padres enseña a los niños a querer ser adultos y que, al alcanzar la mayoría de edad, arrepentirse de por vida de serlo, siendo víctimas, victimarios y presas de una inercia, nosotros lesenseñaremos a nuestros hijos lo mismo, eso mismo:

Cadenas...

Anónimo dijo...

O también nos queda enseñarles que la vida es un ciclo, y como tal, es imperecedero, a menos que nos cargue un meteorito.
Un adulto que pueda comprender eso, verá la vida con jovialidad y será menos propenso a amargarse la existencia. Lo importante es tener una conciencia de la finitud de la vida, para así no enfrascarnos en absurdas meditaciones que nos lleven al envejecimiento del alma.